sábado, 25 de junio de 2011

Francisco Martínez Corbalán


Francisco Martínez Corbalán, conocido por las iniciales F.M.C., hijo de Ulpiano Martínez Corbalán y de Carmen Pérez del Arenal, nació en Cangas de Onís (Asturias), el 9 de marzo de 1889.
Don Ulpiano era de origen yeclano, había abandonado su ciudad natal al obtener el título de Registrador de la Propiedad y fue destinado a Cangas de Onís, en Asturias, también residió en Morón de la Frontera (Sevilla). F.M.C., también vivió una temporada en Morón, donde trabó amistad con Fernando Villalón, poeta cercano a la Generación del 27, y que le influyó mucho en el amor a la poesía.
Según un artículo de Ramón Fernández Palmeral, Francisco Martínez Corbalán llegó a Yecla con trece años de edad, en 1902, y cursó los primeros estudios con los Padres Escolapios de Yecla, donde también había estudiado José Martínez Ruiz (Azorín). Posteriormente estudió Derecho en Madrid. Fue compañero de Ramón Gómez de la Serna, una amistad que mantuvieron siempre, el cual le escribió la introducción al libro inédito El payaso amarillo. Ramón Gómez de la Serna escribe de Corbalán que <>. Acudía a las tertulias literarias del café Pombo y Colonial, vivió la bohemia. Políticamente era liberal, partidario de Melquíades Álvarez. Hizo amistad con Valle-Inclán, Emilio Carrere, Eliodoro Puche, Mauricio Bacarisse, Max Aub y otros escritores de la época. Fue seleccionado, junto a Jardiel Poncela, para el concurso <>, por un jurado formado por Wenceslao Fernández Florez, entre otros miembros.
Cuando regresó a Yecla se casó con Carmen Alonso Quínez, lo que le supuso entrar en un ambiente más conservador y más provinciano. En Yecla, la política era una cuestión de las clases pudientes, alta y media, tenían el poder político. Entre los centros culturales cabe destacar el Círculo Conservador, el Círculo Católico, el Círculo Moderno, el Casino Primitivo, el Ateneo Popular y la Liga por el Fomento de la Enseñanza. En su época yeclana colaboró en numerosas revistas y también en prensa: fundó Minerva en 1918 y dirigió Sirio, en Almansa, en 1925 (donde colaboró el poeta peruano César Vallejo, al que había conocido en Madrid ese mismo año), dos revistas de efímera existencia, tal vez debido al ambiente poco adecuado para la publicación de este tipo de revistas en los pueblos alejados del mundo cultural que siempre se mueve en las grandes ciudades. Otras revistas yeclanas de la época fueron Renovación, Que te muerdo, El Eco Social, La razón, Adelante...
En 1928, agobiado por el clima político existente, decide regresar a Madrid, y fue allí donde conoció a Miguel Hernández en diciembre de 1931. Francisco Martínez Corbalán trabajaba en esos momentos en la revista Estampa, donde publicó la entrevista que le hizo a Miguel Hernández. El conjunto de artículos publicados en dicha revista, podemos clasificarlos, según Luciano Palao Rico, por su diferente temática en tres bloques: artículos costumbristas, reportajes de actualidad, y artículos y reportajes sobre el mundo literario de la época.
Fue redactor-jefe de la revista Ahora, desde diciembre de 1930 hasta su muerte en 1933, donde también publicaría Azorín.
Su hijo es el crítico literario Pablo Corbalán y nos cuenta que era un poeta en crisis permanente o en busca de su tiempo. Se inicia Corbalán en el modernismo, como movimiento renovador dentro de la poesía de principios del siglo XX, para acabar en las vanguardias y hacia el ultraísmo de Rivas Panedas, Pedro Garfias, Eugenio Montes, etc.
Francisco Martínez Corbalán publica tres libros: dos poemarios, Oraciones (Imprenta de Sáez Hermanos, Madrid,1914) y Caminos (Ed. Levante, La Unión, 1920) y un libro en prosa, Las violetas del huerto (Ed. Levante, La Unión, 1922).
En el poemario Caminos se nos ofrece como un poeta mediativo en la línea de Antonio Machado, con reflexiones sobre el simbolismo de los objetos y la preocupación por la vida. La salida de este libro se le ofreció un banquete en el Hotel España, de Yecla, en la mesa estuvo Pascual García Ibáñez, Tomás Martín Hernández, Federico Galbis Martínez, José Azorín..., crónica que apareció el La Nueva Justicia con fecha 7 de julio de 1920.
Fue un escritor que en verso cultivó todos los prototipos del modernismo, desde el autorretrato a las evocaciones de ambientes fastuosos, exóticos y legendarios, conectados con la época caballeresca wagneriana.

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