martes, 21 de junio de 2011

VIAJE AL MUNDO DE MARTIN LLAMAZALES


Gonzalo Barrena y Gerardo López son los autores de la novela Viaje al mundo de Martín Llamazales, un relato que ellos mismos definen como "construido entre paredes de nieve y paisaje". Narra los hechos sucedidos en el paraje de Llué durante el invierno de 1893, en el que una gran nevada obliga a Martín a permanecer allí aislado tras fallecer su esposa. Barrena, es profesor de Filosofía en el Instituto de Cangas de Onís. Columnista del semanario El Fielato, ha colaborado en publicaciones como la Enciclopedia de la Asturias Popular, de La Voz de Asturias o el Diccionario Geográfico de Asturias, de La Nueva España. Su compañero, Gerardo López, es agente de la Policía Local de Cangas de Onís . Gerardo es autor del libro "Itinerarios por los Beyos" y gran conocedor de las tierras beyuscas sobre las que ha desarrollado un arduo trabajo de investigación.



Viaje al mundo de Martín Llamazales, de Gerardo López y Gonzalo Barrena, es una magnífica novela, en la que, entre otras cosas, destaca lo insólito de la temática y el paisaje, el de Los Beyos. Situada en 1893, conjuga el viaje de un ingeniero alemán a la zona de Tolivia y los días en que Martín Llamazales, el protagonista de la segunda mitad, debe pasar encerrado en Llué con el cadáver de su segunda esposa, hasta tanto pueda trasladarlo al cementerio. Es aquí, especialmente, en el mundo cerrado y acezante del protagonista con su mujer y su entorno físico -el de la casa, el del ganado, el de la naturaleza inmediata-, donde el léxico asturiano que puebla un texto escrito en castellano emerge como un significante dotado de significado. «Congostu, pontones, sobremurios, trabe (de nieve), maeda, mayuelu, barayones, cemba, desañubrir, empoyu, desh.uellar, arniu, argayada, chispera, poyal, güelga…», y, naturalmente, la toponimia son vocablos que conllevan las peculiares emociones de una determinada cosmovisión (transmitida al lector a través del pensamiento y los movimientos de la figura señera de Martín) y de un saber cultural cuyas resonancias -psíquicas, históricas, factuales- sólo pueden ser dichas de esa manera, so pena no sólo de “traicionar” un hipotético canon escriturario realista, sino, fundamentalmente, de adulterar gravemente la realidad transmitida, al menos para aquellos lectores asturianos que sí poseen las claves de la sintonía y el entendimiento de ese mundo físico y psíquico, de esa cultura y esa historia. Es decir, para los lectores llariegos se trataría de la misma falsificación que, por ejemplo, encierra la recolección de cuentos asturianos de Aurelio de Llano o tantos otros trabajos de campo que, impulsados muchas veces por instituciones dichas asturianas e incluso asturianistas, participan de esa misma mentalidad que considera el castellano la única lengua digna de comunicar la verdad, aun a costa de la misma verdad

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